jueves, 11 de enero de 2007

Kuyt y el desastre del Liverpool.

Viendo la situación actual del Liverpool se puede afirmar que de la historia no se vive. La tradición de este equipo es indiscutible, como lo son todos los títulos, muchos y variados, que ha cosechado hasta ahora. Pero todos esos triunfos y todos los periodos de gloria vividos por el club no le ayudan a seguir adelante. La afición quiere tener un equipo a la altura, que luche hasta el final en todas las competiciones y del que estar orgulloso.

Pero la situación es otra. Habiendo sido eliminados, a la vez que humillados, por el Arsenal en la Carling Cup, en su propio estadio, el equipo de los Beattles se ha quedado sin objetivos en Inglaterra. Están a catorce puntos del líder y la FA Cup la dejaron atrás hace tiempo. Sólo les queda una eliminatoria de octavos de final en la Champions frente al Barcelona. Misión harto complicada, cierto que no imposible.

Viendo el panorama no deben de estar muy contentos en Anfield. Y es que por más que su afición le canta que nunca caminará sólo, el equipo no tiene camino que recorrer. Se le acaban las vías por las que transitar. Y estamos en enero. Además, en el partido contra el Arsenal han perdido a Luis García para lo que queda de temporada y a Mark González durante tres semanas. Las desgracias nunca vienen solas.

Pero en medio de un panorama de sombras hay una luz. El holandés Dirk Kuyt. Fichado este verano del Feyenoord, no tuvo un papel destacado en el mundial de Alemania. Pero sus 72 goles en las tres temporadas en la Eredivisie le valieron para fichar por los de Rafa Benítez. La mejor virtud de este jugador es que es muy completo. Puede jugar de segundo punta o como referencia, incluso echarse a una banda. Tiene mucha movilidad, buen físico, va bien de cabeza y lleva el gol en la sangre. Le perjudica bastante jugar como único punta, como ha pasado en algún partido. Pero siempre rinde. Es trabajador, presiona a las defensas y aguanta bien el balón para la llegada de sus compañeros. Un gran jugador. Y uno de los pocos que se salvan de la devacle debacle vivida por los reds este año. Pese a eso, nunca caminará sólo.

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